La gente de From Software logró
mover un poco la industria de los videojuegos con una aproximación diferente al
género RPG donde importaba mucho la dificultad y donde los rivales eran
tremendamente difíciles. Con Demon’s Souls nos mostraron que morir en el juego
tenía un precio y que deberíamos valorar la vida de nuestro personaje. Con Dark
Souls la dificultad se incrementó y la muerte adquirió un nuevo sentido que le
dio otro aire al panorama de los juegos de gran presupuesto.
En este nuevo juego desde un
primer momento al tocar el juego se puede ver que su atmósfera se diferencia de
la de sus predecesores, desde la escenografía hasta sus villanos y monstruos,
todo se ha alejado de la fantasía medieval que se nos presentaba en los juegos
Souls para moverse a un mundo más oscuro y barroco con muchas influencias de
las edificaciones cristianas que marcaron la edad media.
La historia de Bloodborne solo se
deduce luego de jugar mucho y de estar muy pendiente de los detalles, pero en
lineas generales, el juego nos pone en el lugar de un cazador que ha sido
contratado para conseguir una cura para algún tipo de virus en Yharnam, una
ciudad que está maldita. Quizá esto sea lo único que debas saber, ya que el
juego se descubre por sí mismo a medida que avanzamos y nos topamos con un
mundo que desea ser escuchado y que a gritos nos pide que lo exploremos.
Nuestro cazador tendrá la
posibilidad de llevar consigo cuatro armas, alguna que otra con dos instancias
(por ejemplo, una espada que se alarga) y casi siempre, cargaremos un arma de
fuego que nos será útil para, más que matar enemigos, distraerlos o
bloquearlos. Este juego nos pide que seamos ofensivos y que en lugar de salir a
defendernos con un escudo, salgamos a esquivar y atacar a quienes nos atacan;
toda una maniobra que se deberá perfeccionar con el tiempo para poder avanzar.
Lo más normal aquí es ver enemigos que atacan en grupos, otros que nos emboscan
y otros tantos que nos rodearán, también habrá más de uno haciéndose el muerto
para esperar su oportunidad y golpearnos por la espalda; solamente rodar para
golpear o intentar bloquear no servirá, son las combinaciones de armas y de
estilos lo que nos ayudará a salir adelante.
Quizá un factor diferenciador de
Bloodborne es, como ya se sabía, su increíble dificultad para los gamers que no
están acostumbrados al género; a la hora de jugar, la mecánica más importante
es repetir y repetir. No repetir misiones, sino repetir nuestro camino tras una
muerte. Esta repetición nos sirve como método de aprendizaje para encontrar los
puntos débiles y los patrones de ataque de los enemigos que nos enfrentaremos,
también para explorar nuevos caminos y desbloquear atajos.
La mecánica de repetir y repetir,
de morir y morir, hace que Bloodborne no sea un juego muy amigable para las
personas que no son gamers muy asiduos, que estén acostumbrados a solo seguir
indicaciones o que tengan poca resistencia a la frustración, ya que a veces
morir en el juego puede resultarnos tan doloroso que nos dan ganas de romper el
control y quemar el disco. Este quizá es el encanto de Bloodborne (y los juegos
de From Software) para gran cantidad de gamers.
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